El barberillo de Lavapiés

Aunque desconocemos la decisión que llevó a Barbieri a ponerse en contacto con Larra y solicitarle un libreto en tres actos, la correspondencia mantenida entre ambos durante el verano del mismo año del estreno contiene datos interesantes sobre el proceso creador de la obra, revelando los esfuerzos llevados a cabo por los autores para evitar el parecido entre esta nueva zarzuela y Pan y toros.

La obra parodia tanto en su título como en ciertos giros textuales a la más famosa ópera bufa italiana, Il barbiere di Siviglia de Rossini; sin embargo lleva a cabo una importante descontextualización del modelo que obliga al espectador a perder de vista la referencia original: si Beaumarchais había situado al fígaro del siglo XVIII en la pintoresca Sevilla, Larra decidió que el barberillo del siglo XVIII se incorporara a una turbulenta vida urbana: la que se desarrolla en el Madrid de Carlos III, situando la acción en el antiguo barrio de Lavapiés, lugar donde el populacho se concentraba de forma especial.

Este hecho origina que la trama argumental, desde su planteamiento hasta su desenlace, sea una necesidad impuesta, un mero pretexto para el desarrollo de la obra.

Son mencionados Grimaldi, Sabatini y Floridablanca, personajes bien conocidos que coincidieron en Madrid en el reinado de Carlos III.

Paloma le presenta a Lamparilla, que tras oír su súplica decide ayudarla.

Los policías entran y se llevan a Lamparilla, ante el asombro de todos.

Don Luis aparece también disfrazado de majo y dispuesto a ayudar en el plan.

El barberillo de Lavapiés contado en tercetillos en un ejemplar conservado en el Met
de una publicación de la imprenta de Narciso Ramírez [ 2 ] ​ (segunda mitad del siglo XIX ).