Durante la era romana, se utilizó la riqueza del territorio y desde Roma se explotaron los recursos mineros del territorio que comprende las actuales provincias de Huelva y Badajoz.
Durante la conquista musulmana, el actual territorio del Andévalo es alcanzado por los Omeya a mediados del año 713, y durante la época musulmana, el territorio llegó a estar controlado por la Taifa de Sevilla.
El regreso a los grandes centros mineros históricos (Tharsis y Riotinto) supone también la apertura de numerosas concesiones mineras por todo el Andévalo (Calañas, Sotiel, El Cerro, Herrerías, etcétera) que, perfilando el sistema de asentamientos de los tres siglos anteriores, marcan la configuración definitiva del territorio hasta nuestros días.
El Andévalo es un espacio de transición entre la planicie litoral y los abruptos relieves de la zona serrana, existiendo en ella una gran actividad cinegética, artesanal, ganadera y minera.
Tradicionalmente se considera una zona de alto interés etnológico por sus peculiares y variadas tradiciones.