A partir de ese momento, dio inicio su lucha en pos del Sáhara.
Viajó por Europa, participó en debates, estableció contactos con otros saharauis implicados activamente en la causa y se reunió con líderes de diferentes partidos políticos afincados en Marruecos, como el partido del Istiqlal, la Unión Nacional de Fuerzas Populares (UNFP) o el Partido de la Liberación y del Socialismo, donde además militó.
Un año después, ya en Tan-Tan, fue detenido, encarcelado y torturado, en dos ocasiones, tras haber protagonizado varias manifestaciones.
Ese mismo año, abandonó la carrera universitaria para dedicarse enteramente a la política, bajo una premisa: «Marruecos jamás apoyaría un Sáhara libre».
[1] Tras el descubrimiento de esta gran verdad, se decidió a crear su propio partido político.
El Frente Polisario había conseguido calar entre las masas, convirtiéndose en un enemigo fuerte y afamado, cuya figura principal destacaba.
Está considerado por tanto entre los combatientes del desierto como un caudillo guerrillero audaz e indómito en el liderazgo, gran táctico-estratega, e incluso en el aspecto de la lucha y combate cuerpo a cuerpo, como un formidable guerrero.
A principios del nuevo año 1976, El Uali proclama la República Árabe Saharaui Democrática (RASD).
Durante la retirada y perseguidos por tropas mauritanas, la guerrilla se divide, y un grupo encabezado por El-Uali se dirige hacía un lugar cercano a Benichab, con la intención de hacer reventar las instalaciones que abastecían de agua a la capital del país.
[7] Su cuerpo fue llevado de vuelta a Nuakchot y enterrado en secreto, en un terreno militar.
Consciente de los acontecimientos ocurridos y viendo su querida tierra cada vez más cercada por los brazos marroquíes y mauritanos, el mismo día que se proclama la RASD, El Uali escribe dos cartas dirigidas a los máximos líderes de estos dos países.
Para recordarle que esa alianza forjada tiempo atrás, ha sido él quien ha decidido romperla con sus decisiones.