Dublineses

Dublineses (en inglés, Dubliners) es una colección de quince relatos cortos del escritor irlandés James Joyce publicada tras diversas vicisitudes en 1914.Los quince relatos, que en principio habían sido doce,[1]​ constituyen una representación realista,[2]​[3]​ y aun naturalista,[4]​ en ocasiones sutilmente burlona, de las clases media y baja irlandesas en el Dublín de los primeros años del siglo XX.[5]​[6]​[7]​[8]​ Según William York Tindall, por tanto, el propósito último del libro es de índole moral.[15]​ El crítico estadounidense Harry Levin afirma a este respecto que el escritor realista moderno, en referencia a Joyce, al contrario que un Balzac, que se decía "secretario de la sociedad", se mantiene aparte de esa sociedad que pretende retratar, esperando la oportunidad o la conversación entreoída que dé lugar a su historia; «estrictamente hablando, posee una visión oblicua sobre temas más amplios» y se interesa, no por las aventuras románticas o el incidente dramático, sino por las rutinas más insulsas y cotidianas, «mostrándose ansioso por descubrir el modo más económico de exponer la mayor cantidad posible de tales fruslerías».Esto se aprecia, por ejemplo, en el arranque de "Los muertos": «Lily, la hija de la guardesa, tenía literalmente los pies hechos polvo»;[22]​ este "literalmente", según Hugh Kenner, es lo que diría la propia Lily, y no el narrador literario clásico.[25]​ El biógrafo de Joyce, Richard Ellmann, recuerda distintos comentarios del escritor sobre Dublineses.En otra ocasión le dijo a su hermano: «Los relatos parecen indiscutiblemente bien hechos, pero pienso que muchos otros podrían escribirlos igual de bien».Griffith, que luego sería el primer presidente de Irlanda, no pudo conseguirle dicha ayuda, pero le recibió con respeto».Según Galván, «es patético contemplar cómo Joyce insiste, por un lado, en la necesidad de mantener los más mínimos detalles, algo que considera esencial en el tipo de cuento que pretende escribir, y por otro lado, se muestra a veces tolerante y acepta incluso eliminar algún relato, pero en modo alguno "Dos galanes" o "Un encuentro"».[27]​ Richards acabó rechazando el libro a finales de 1906, y no fue hasta 1909 cuando Joyce encontró nuevos editores, los dublineses Maunsel & Company.Poco después abandonó Dublín, soltando chispas; nunca más volvería a pisar su patria.En 1993 apareció una edición "definitiva", llevada a cabo por Hans Gabler (con ayuda de Walter Hettche).[32]​ Una versión reconocida al castellano de este libro es la que realizó en 1972 el escritor cubano Guillermo Cabrera Infante.