El Muftí ordenó abrir el extremo sur del callejón que cruzaba el Muro.
Las mulas pasaban por esa calle estrecha, a menudo tirando excrementos.
Esto, junto con otros proyectos de construcción en la zona, y el acceso restringido al Muro, provocó la protesta de los judíos ante los británicos que permanecieron indiferentes.
Al día siguiente, día de ayuno para los judíos, 300 jóvenes izaron la bandera y cantaron el himno sionista frente al Muro.
La revuelta se extendió a la zona comercial judía y provocó pocos días más tarde las infames Matanza de Hebrón[1] y Safed.