La Primera Intifada (en árabe: الانتفاضة الأولى, romanizado: al-Intifāḍa al-’Ūlā, lit. 'La primera revuelta'), Primera intifada palestina[1] o «revuelta de las piedras», fue una serie sostenida de protestas, actos de desobediencia civil y disturbios llevados a cabo por palestinos en Israel y en los Territorios Palestinos ocupados por Israel.
[4][5] Los palestinos afirmaron que la colisión fue una respuesta deliberada por el asesinato de una israelí en Gaza unos días atrás.
[4] Dos días después se produjeron los primeros enfrentamientos entre jóvenes palestinos y el ejército israelí.
En los días siguientes, se produjeron numerosas manifestaciones en la mayoría de las ciudades palestinas, extendiéndose a toda Gaza y Cisjordania.
El término Intifada viene de la raíz árabe (نفض nafaḍa) que significa, entre otras cosas, sacudir, desempolvar, quitar, hacer temblar.
Sin embargo, dentro de la comunidad palestina, esto no se consideró como un hecho aislado y surgió la idea de que este acto había sido premeditado, pues se creía que el conductor del camión era un familiar de Shlomo Takal, un israelí que había sido asesinado en Gaza dos días antes.
Mientras que los palestinos agredían a las fuerzas militares israelíes con palos y piedras, estos contestaban con munición real.
A la mañana siguiente, Hatem Abu Sisi, un joven de diecisiete años, fue asesinado mientras participaba en las manifestaciones.
Esto exacerbó los ánimos aún más provocando que las manifestaciones se extendieran rápidamente a la mayor parte de las poblaciones palestinas.
Los enfrentamientos se propagaron a Ramallah, Belén, Jerusalén, Tulkarem, Kalandia y Nablus.
A lo largo del mes de diciembre, todo el territorio palestino se vio envuelto en una ola sin precedentes de demostraciones populares, espontáneas y sin un mando identificable que coordinara todas las acciones.
Sin embargo, las acciones se volvieron cada vez más multitudinarias, congregando en su mayoría a jóvenes que salían a enfrentar al ejército israelí que se encargó de reprimir fuertemente las manifestaciones.
A finales de diciembre, contaban más de un millar los detenidos, según las fuentes israelíes, mientras que la OLP elevaba la cifra a 6,000, y afirmaban que al menos habían perdido la vida 62 personas y 500 habían resultado heridos.
Los jóvenes palestinos han demostrado que están dispuesto a morir por esa causa”.
[25] En realidad, el movimiento palestino no obedecía a un grupo o liderazgo definido.
Yasir Arafat estaba exiliado en Túnez desde 1982 y el levantamiento popular lo había tomado a él por sorpresa al igual que a las autoridades israelíes, quienes no habían calculado las posibilidades de una revuelta de estas dimensiones, en los territorios palestinos.
Sin duda, los palestinos habían perdido la fe en las naciones árabes vecinas cuando Egipto firmó la paz con Israel en 1979, lo que llevó a la normalización de las relaciones entre los dos Estados.
Sin embargo, esta medida no fue del todo eficiente, ya que los palestinos optaron por recuperar los cuerpos para poder enterrarlos en forma, y esto generaba una nueva manifestación.
A finales de ese año, 31 deportaciones más tuvieron lugar y 24 estaban pendientes.
Esta figura había estado presente desde que Israel ocupó todo el territorio de Palestina, sin embargo había caído en desuso, pero las constantes revueltas en contra del ejército israelí reactivaron su uso que durante la Intifada fue generalizado.
Así, al poco tiempo del estallido de la Intifada surgió el Mando Nacional Unificado.
[40] El MNU mantuvo un liderazgo clandestino, con una alternancia constante en la dirección a fin de evitar su desarticulación total.
Así, aunque fueran arrestados o deportados algunos activistas palestinos, la estructura del MNU se mantendría.
De esta forma, la Intifada significó un cambio generacional entre la viaja guardia palestina, elites tradicionales y nacionalistas que habían vivido en el exilio gran parte su vida, y los jóvenes que vivían otra realidad luchando contra la ocupación israelí desde 1967.
[42] El ejército israelí procuró romper con las huelgas de los trabajadores y campesinos palestinos mediante el amedrentamiento a las poblaciones que se resistían a trabajar en los campos, y por lo tanto, no podían cumplir con sus deberes fiscales.
“El objetivo de todas las fuerzas que convergen en la Intifada es, en último término, poner fin a la ocupación y crear un Estado independiente sobre Cisjordania y Gaza con capital en Jerusalén Este” señala el especialista Ignacio Álvarez-Ossorio.
La declaración señala que se respetarán todas las creencias religiosas e ideas políticas, así como a las minorías sin distinción de color, raza o religión.
Todo ello organizado bajo un régimen democrático, parlamentario, respaldado por un pluralismo político y partidario, materializado en una Constitución que garantiza el imperio de la ley a través de instituciones sólidas e independientes.
Al mismo tiempo fue retirado el apoyo económico a la administración civil de Cisjordania, por completo.
La Intifada logró mostrar al mundo el lado más violento de Israel.