Disturbios de Zaragoza (1410)

[5]​ El rey murió sin dejar nombrado sucesor, y retiró su apoyo a quien había llamado frecuentemente «nuestro querido sobrino».

Además, el rey estaba en un delicado estado de salud, con grandes dificultades para desplazarse.

Todo ello le hizo confiar en su sobrino para que ejerciera sus funciones, y lo elevó pronto al cargo de Gobernador General de la Corona, una especie de lugarteniente general que podía ejercer las funciones del rey por delegación en todos sus territorios; este cargo, además, conllevaba de hecho la postulación a heredero real, pues era el cargo que solía ostentar el primogénito de la Casa aragonesa, sobre todo teniendo en cuenta que había muerto el heredero natural.

[12]​ Jaime II, a finales de 1409, aparecía como posible sucesor directo.

Por otro lado, los cargos que ostentaba Jaime lo situaban como el magnate con más poder entre toda la nobleza de la Corona, solo por debajo del rey, lo que le permitía en principio manejar los principales instrumentos del poder.

[14]​ A ello se añade el hecho de que, según muchos testimonios contemporáneos, Jaime II estaba convencido de que iba a ser el indiscutido heredero del trono.

En García Fernández de Heredia tuvo Jaime II una gran oposición, además del rechazo que generó el que las instituciones privativas del Reino consideraran contrafuero su nombramiento como lugarteniente y se negaran a ratificar este cargo para el que había sido propuesto por el rey.

[17]​ En este momento aún contaba con el apoyo del rey Martín I, que exhortó a la nobleza y al resto de los estamentos de Aragón a colaborar con Jaime II en su desempeño.

[7]​[18]​ Jaime II permitió que los bandos en conflicto entraran en abril con sus hombres armados en el interior de Zaragoza, con un (como se demostró posteriormente) frágil acuerdo al que se había llegado el 29 de abril entre estos rivales de firmar la tregua y dedicarse a pacificar la capital, pero el resultado fue contrario a estos deseos, pues en poco tiempo volverían los conflictos, solo que ahora afectando a las gentes de Zaragoza y a todas las instituciones allí radicadas.

Muy temprano, la mañana del día 14, queriendo dar un golpe de mano y mostrar su fuerza, convocó al Justicia en la entonces iglesia mudéjar de Santa María del Pilar (ya que a la catedral no tenía acceso por estar allí el arzobispo y cerca —atrincherados en el Palacio Arzobispal— los contingentes militares que le apoyaban) con intención de jurar los Fueros y Privilegios del Reino.

Sin embargo Juan Jiménez Cerdán no se personó en el Pilar, ni ningún otro cargo o diputado de la ciudad.

[28]​ A pesar de serle revocado el cargo, Jaime II intentó hacer valer su Lugartenencia tras muerte del rey, pero no lo consiguió.

Ábsides y muro de la Parroquieta de la Seo de Zaragoza .
Escudo de Antón de Luna , utilizado por la rama Martínez de Luna de la casa de Luna .
Escudo de los condes de Urgel de la tercera dinastía, a la que perteneció Jaime de Aragón, último conde de Urgel .