Estos atractores, o tropismos, son los principios que regulan las modalidades de existencia humana y se describen habitualmente como una analogía al ADN, pero a nivel psicosocial.
El modelo Dinámica Espiral, así como la teoría de Graves, NO propone una tipología para categorizar las personas según un sistema o un color en particular; aunque caer en estos reduccionismos suele ser frecuente.
No hay ninguna ley general para el movimiento, ni para el estancamiento, ni tampoco se puede predecir el momento del cambio; sólo se puede considerar una sucesión probable, mientras avanzan y retroceden los humanos en busca de cierto equilibrio y congruencia según su "realidad".
Aunque, cada humano se expresa como un "híbrido" de estas combinaciones, frecuentemente uno o dos son los predominantes.
Ciertas interpretaciones sobre Dinámica Espiral, en su versión "integral" pueden derivar en afirmaciones despóticas explícitas del tipo fórmulas ad hoc, donde estos autores legitiman modos de gestión, negociación o construcción de consenso "estilo segundo grado" (second tier).
Es necesario destacar que Chris Cowan no comparte, este tipo de interpretaciones, sobre las cuales ha realizado una importante crítica.
[10] Como se señalaba, quienes avanzan en el desarrollo la llamada Spiral Dynamics Integral (SDi) consideran a los expertos en el modelo como "magos espirales" (spiral wizards) y, según su criterio, se trataría de personas que orbitan predominantemente en "segundo grado", desde donde podrían analizar y diseñar "implementaciones integrales" en favor de todas las partes implicadas, generando consensos multinivel, que integren las diferentes "visiones de mundo", orientando a los niveles de menor complejidad, utilizando códigos e ideas resonantes, hacia donde ellos consideren necesario.
Según estos motivos, se considera al modelo como un intento de convergencia multidisciplinaria o, incluso, transdisciplinaria.