En estado silvestre se suele encontrar en terraplenes, linderos boscosos o entre peñascos en zonas montañosas.
En Argentina se da en las provincias de Jujuy, Neuquén, Río Negro y Tierra del Fuego, es común encontrarla más al norte también, especialmente en Colombia.
La digital ha sido objeto de intenso cultivo, y varios cultivares se han difundido entre los jardineros.
Son grandes (10-30 x 5-10 cm), ovalanceoladas y con un limbo irregularmente dentado.
La cantidad de principios activos que contienen las hojas varía mucho durante todo el día.
Durante la tarde se acumula la máxima cantidad, luego empieza a decrecer, porque la propia planta destruye los principios activos formados.
Las hojas deben ser rápidamente desecadas (entre 55 y 60 °C) nada más ser recolectadas para poder conservar sus principios activos.
La distintiva flor de la digital —cuya forma, similar a un dedal, dio lugar a su nombre— y sus hojas, contienen una poderosa toxina, la digitalina, que afecta el funcionamiento cardíaco.
Actúan inhibiendo la bomba sodio-potasio ATPasa, por lo cual se incrementa el calcio intracelular.
También se produce un efecto vagal en el sistema nervioso parasimpático, y por esta razón se utiliza en la regulación de las arritmias cardíacas y para enlentecer las pulsaciones del ventrículo en la fibrilación ventricular.
[3] Digitalis purpurea fue descrita por Carlos Linneo y publicado en Species Plantarum 2: 621–622.