El término sésil (del latín sessĭlis, apto para sentarse)[1] o sentada se suele utilizar en botánica para expresar la falta de un órgano que sirva de pie o soporte.
Una hoja es sésil si carece de su unión con el tallo o pecíolo, en el caso de la flor, si carece de pedúnculo, y la antera se llama sésil si no tiene filamento o es muy corto.
El término sésil se usa también en zoología para referirse a un organismo acuático que crece adherido o sujeto al sustrato, del cual no se separa ni se desplaza.
Como ejemplo se cuentan las esponjas, los corales, algunos moluscos bivalvos, como las ostras o los mejillones (pero no las almejas), los briozoos o los braquiópodos.
Entre los crustáceos, los del orden cirrípedos, como percebes y balanos, lo son también.