[1] Los efectos de la digital sobre el corazón se conocen desde finales del siglo XVI cuando John Ferriar la describió por primera vez.
Aunque difieren de su estructura química y farmacocinética, en el corazón tiene propiedades terapéuticas muy similares.
Los glucósidos cardíacos se usan en las siguientes condiciones: Con dosis tóxicas se nota una reducción de la frecuencia cardiaca originada por una depresión directa del automatismo del nodo sinoauricular.
Las dosis tóxicas aumentan el automatismo (despolarización distólica espontánea) de todas las regiones cardiacas excepto el nodo sinoauricular.
Se han notado también disritmias que varían desde varios grados de bloqueo auriculoventricular hasta ectopía ventricular compleja.
[3] Aunque raras, pueden aparecer reacciones de hipersensibilidad caracterizadas por eosinofilia, erupción cutánea y trombocitopenia.
Los niños mayores de un mes pueden requerir dosis más altas que las administradas a personas adultas, por lo que los cardiólogos deben estar alertas a cualquier signo de toxicidad.