Gasto cardíaco

El gasto cardiaco constituye la resultante final de todos los mecanismos que normalmente se ponen en juego para determinar la función ventricular (frecuencia cardiaca, contractilidad, sinergia de contracción, precarga y poscarga).

El gasto cardíaco normal del varón joven y sano es en promedio 4.5 litros por minuto: En las mujeres es un 10 a un 20% menor de este valor.

El gasto cardíaco cambia netamente según el volumen corporal del sujeto a quien se le hace la medición.

Sobre esta situación, las experiencias han demostrado que el gasto cardíaco se eleva de manera aproximada en proporción a la superficie del cuerpo.

El sistema simpático, por medio de la adrenalina y noradrenalina activa receptores beta 1 en el corazón.

Estos cambios aumentan la frecuencia cardíaca (cronotropismo) y la velocidad de conducción (dromotropismo).

En estas circunstancias, el valor permisivo puede caer a niveles tan bajos como dos o tres litros por minuto.

Esto da lugar a una elevación del uso del oxígeno y otros nutrientes por los músculos y a la formación de sustancias vasodilatadoras endógenas que actúan sinérgicamente para causar dilatación vascular local intensa y aumento considerable del flujo sanguíneo local.

Esta dilatación vascular local alcanza su máximo en los aproximadamente 10 segundos posteriores al inicio del ejercicio intenso; pero una vez alcanzada, la gran disminución de la resistencia vascular permite que fluyan a través del músculo grandes cantidades de sangre y de ahí pasa a las venas para ser retornada al corazón, aumentando notablemente el retorno venoso y el gasto cardíaco.

Diagrama del corazón mostrando el flujo de sangre a través de las cámaras o cavidades cardíacas.
Diagrama mostrando la arteria femoral.