Derrida se vale del hecho que el verbo différer signifique en francés tanto "posponer" como "diferenciar".
Así, el significado es siempre "pospuesto", "diferido" en una cadena interminable de signos significadores.
De acuerdo con Roudinesco, Derrida emplea este término por primera vez en 1965, en un texto acerca de Antonin Artaud, “La palabra soplada”, publicado en la revista Tel Quel y posteriormente en su libro La escritura y la diferencia.
Entre ambas palabras sólo cambia una "a", pero esta diferencia no puede identificarse al pronunciarlas.
El diferimiento también ocurre porque las palabras que acompañarán a "casa" en cualquier expresión también modificarán el significado.