Diego Ramírez de Quiñones

Un nuncio papal, acompañado por un español, Pedro de Oviedo, antiguo servidor del duque de Valentinois, se presentó en Cesena para que Quiñones entregase el fuerte, enviando a este último a parlamentar con don Diego.

Diego de Quiñones procedió a asesinar al servidor del nuncio arrojándolo por la muralla, acusándolo de traidor.

Al frente de entre cien y ciento veinte hombres, españoles, italianos y alemanes, mantuvo el fuerte, defendiéndolo en primer lugar de los habitantes de Cesena, que atacaron la plaza, y posteriormente, de las tropas boloñesas enviadas por Giovanni di Sirolo, arzobispo de Ragusa, en nombre del recién elegido Papa Julio II, las cuales asediaron la fortaleza y minaron sus murallas.

Tras este último servicio a su patrón, don Diego marchó al reino de Nápoles, donde pasó a servir en el ejército al mando del virrey y capitán general Gonzalo Fernández de Córdoba.

Estando en la vanguardia liderada por Fabricio Colonna, fue muerto.