[1][2][3] Pasó a ser cura en la archidiócesis de Toledo, hasta 1623, cuando ganó por oposición la cátedra de artes en el Colegio del Arzobispo Fonseca (Salamanca).
Fue enviado por su iglesia a la congregación quinquenal que se celebraba en Madrid.
Tomó posesión de su diócesis al año siguiente.
Murió pobre y se le dio sepultura en la catedral de Trujillo.
Durante sus honras fúnebres predicó el canónigo Pedro de Reyna Maldonado, célebre orador limeño, cuyo discurso se imprimió en 1641.