[2] Mecenas de las bellas artes, patrocinó la construcción del bello castillo de Manzanares el Real e inició el proyecto del palacio del Infantado en Guadalajara.
Se dice que tenía tanta adicción a la poesía, al igual que su padre, que se las declamaba al rey Enrique IV y en ocasiones a Juan Pacheco.
Utilizó como divisa personal una tolva de molino rodeada de cuerdas y unida al mote Vanitas vanitatum et omnia vanitas (vanidad de vanidades, siempre vanidad), que alternó con otro en castellano: Dar es señorío, recibir es servidumbre.
[13][1] En su testamento, su marido le dejó el lugar de Yunquera para ella y sus hijas con la condición de que el primogénito, Íñigo, lo pudiera comprar.
[7] De este enlace tuvo otras dos hijas: