La población valenciana tradicionalmente se concentraba en localidades y zonas de cultivo a la ribera de los ríos más importantes (Júcar, Turia, Segura, Vinalopó), así como en poblaciones costeras importantes con puertos, según las actividades agrícolas o comerciales.
También afectó a la demografía (y es quizás la excepción a la mencionada distribución) la gran actividad industrial o de productos derivados de la agricultura, durante el siglo XX en ciudades no costeras como Alcoy, Onteniente, Elda-Petrel, Villena, y Vall de Uxó.
Así, poblaciones tradicionalmente pequeñas (como por ejemplo Benidorm o Torrevieja) han sufrido un incremento poblacional muy considerable (aún más remarcable durante las épocas cálidas del año) debido fundamentalmente a las migraciones estacionales generadas por el turismo.
Podríamos decir, por tanto, que la demografía valenciana es hoy en día clara y mayoritariamente urbana, con gran influencia de migraciones a causa del turismo y migraciones estacionales de segunda residencia, y con una evidente tendencia de desplazamiento hacia las poblaciones costeras.
La Comunidad Valenciana es, tras las Islas Baleares, las segunda región del país con mayor porcentaje de inmigrantes.