El RBD puede aparecer años o décadas antes que otros síntomas.
Otras características principales son las alucinaciones visuales, fluctuaciones marcadas en la atención o el estado de alerta y el parkinsonismo (lentitud de movimientos, dificultad para caminar o rigidez).
Se puede hacer un diagnóstico presuntivo si hay varias características de la enfermedad o biomarcadores presentes.
El diagnóstico puede incluir análisis de sangre, pruebas neuropsicológicas, imágenes y estudios del sueño.
También puede producirse presión arterial baja al ponerse de pie.
La DCL suele causar síntomas psiquiátricos, como alteración del comportamiento, depresión o apatía.
No existe cura ni medicación para detener el avance de la enfermedad, y es posible que las personas en las últimas etapas de la DCL no puedan cuidarse a sí mismas.
Se ha confirmado que hay asociación entre las mutaciones de los genes APOE, GBA, SNCA, BIN1 Y TNEM175 con esta enfermedad.
Los síntomas motores se parecen mucho a los que existen en la enfermedad de Parkinson.
Por otra parte hay que tener en cuenta otros procesos neurológicos y psiquiátricos que producen alucinaciones, las cuales pueden aparecer en la mayor parte de los trastornos degenerativos cerebrales.
El tratamiento sintomático tiene como condiciones previas el diagnóstico preciso y la identificación de los síntomas más prominentes en cada paciente.
El médico debe evaluar tanto el estado cognitivo como los trastornos psiquiátricos y motores.
Puede utilizarse un inhibidor de la colinesterasa para los síntomas psicóticos, a menudo con efectos beneficiosos sobre la apatía, la ansiedad, los trastornos del sueño y las alucinaciones.
Los medicamentos con efectos anticolinérgicos pueden empeorar el estado cognitivo, exacerbar los síntomas psicóticos o provocar hipotensión ortostática.