Se diferencia de otras concepciones del socialismo por la manera que interpreta el significado e implicaciones de ese término, especialmente en materia política, ya que los socialdemócratas se caracterizan por sus políticas reformistas ligadas a la participación ciudadana, protección del medio ambiente e integración de minorías sociales en las democracias modernas, y abordan los valores sociales desde un prisma progresista.[5] En sentido estricto, la socialdemocracia es una tendencia política que surgió en Europa en la segunda mitad del siglo XIX, como una ideología política de izquierdas de carácter europeísta que promueve un socialismo democrático y reformista.La socialdemocracia sostiene que la autoridad pública debe intervenir para restablecer el equilibrio y la libertad económica.Este decía que a la sociedad sin clases no se podría llegar con «lindas menudencias» democráticas meramente «burguesas», sino tras un período de «dictadura del proletariado» que pusiera fin a la «lucha de clases».En Inglaterra y algunos otros países los partidos socialistas adoptaron el nombre de laborista.Entre 1880 y 1914 la socialdemocracia asumió plenamente las tesis marxistas, por lo que ese período también ha sido llamado «la edad de oro del marxismo».Así pues, Bernstein procedió a «revisar» buena parte de las tesis marxistas —como la teoría del valor-trabajo o la de la polarización social entre burguesía y proletariado que haría desaparecer a las clases medias—, —y en consecuencia defendió las políticas reformistas para alcanzar el socialismo—, con lo que la contradicción entre teoría y práctica desaparecía.[17] El punto central del debate fue la alternativa entre reforma o revolución para alcanzar el socialismo.Bernstein defendió la primera, tomando como referencia las ideas de la Sociedad Fabiana —fundada en 1884, y que fue el principal origen doctrinal del laborismo, «la versión británica de la socialdemocracia europea»— que Bernstein conoció durante su exilio en Londres en la última década del siglo XIX.Los métodos de 1848 (la referencia es al Manifiesto Comunista) son obsoletos en todo sentido".Aunque las tesis de Bernstein fueron condenadas por casi todos los partidos, su posicionamiento (denunciado por los continuistas como revisionismo) tuvo una amplia influencia en el socialismo internacional.Así pues, el sector «revisionista reformista» encabezado por Bernstein, —y al que hicieron importantes aportaciones el italiano Carlo Rosselli y el belga Henri de Man—[25] acentuó la estrecha relación entre el socialismo y la democracia —«La clase obrera exige la democratización del Estado y de la administración pública, la democratización de las empresas, la extensión de la democracia a todos los terrenos, a la enseñanza, a la cultura física, al arte, al comercio», escribió Bernstein en 1922—.En 1911 Kautsky ya había admitido que «un verdadero régimen parlamentario puede ser igualmente un instrumento de la dictadura del proletariado como de la dictadura de la burguesía», y tras el triunfo de la "Revolución de Octubre" denunció que en Rusia se había sustituido la «dictadura del proletariado» por la dictadura del partido («la dictadura conduce a que el partido que sustenta las riendas del poder tenga que procurar mantenerse por todos los medios, sean éstos limpios o sucios, porque su derrocamiento equivale a su derrumbamiento total»), lo que provocó la airada respuesta de Lenin denunciando el «democratismo pequeñoburgués» del «renegado Kautsky» (La revolución proletaria y el renegado Kautsky, 1918; El Estado y la revolución, 1918).«El mecanismo económico de una sociedad socialista admite la misma variedad que en la actualidad.Una idea que reiteró para criticar la revolución bolchevique —tanto la democracia como el socialismo «son medios, que deben darse conjuntamente, para el fin de suprimir toda opresión», escribió en 1918— y que los reformistas, siguiendo la estela de los fabianos, aún llevaron más lejos al identificar el socialismo con la democracia extendida a todos los terrenos de la vida social.Durante este período de entreguerras se produjo la primera participación de los socialdemócratas en los gobiernos, (en Alemania, en Austria, en Bélgica, en Gran Bretaña, en Dinamarca o en España), aunque la misma fueron relativamente efímeras, salvo en el caso del Partido Socialdemócrata Sueco que se mantuvo en el poder desde 1932 hasta 1976.[25] Entre los pensadores y políticos más conocidos que tuvieron mayor influencia en la socialdemocracia de este periodo se encuentran: Léon Blum; Ramsay MacDonald; Pierre Mendès France; Tony Crosland (principal implementador político de las ideas de Keynes), John Maynard Keynes; John Kenneth Galbraith, Olof Palme, Nehru, etc.[34] El momento decisivo se produjo en 1959 cuando en el Congreso de Bad Godesberg el Partido Socialdemócrata Alemán abandonó formalmente el marxismo, renunciando a «proclamar últimas verdades», e identificando completamente socialismo y democracia.