Tras una estancia en Bruselas, en 1625 hizo sus votos como hermano lego jesuita y fue enviado a Roma donde permaneció por espacio de dos años, completando allí su formación artística.
Seghers contribuyó decisivamente a desarrollar un género de imagen religiosa muy estimado por la Contrarreforma en la que un pasaje evangélico, algún santo u otro símbolo religioso aparece rodeado por una guirnalda de flores.
En Seghers esas flores serán habitualmente tulipanes y rosas dispuestas con libertad en grupos ligeros e iluminadas por una luz que parece nacer del interior de las propias flores.
En un proceso inverso, parece probable que durante su estancia en Roma, donde configuró definitivamente su personal manera de interpretar el tema, Seghers completase con sus flores algunas pinturas preexistentes del Domenichino.
Sus obras llegaron también tempranamente a España donde ejercerían una importante influencia en los círculos cortesanos, contribuyendo decisivamente a la aceptación del género y su evolución en la obra de artistas como Juan de Arellano.