En 1616, Pontius entró como aprendiz en el taller de Osias Beert, conocido pintor especializado en el género del bodegón.
Posteriormente pasó al taller del célebre grabador Lucas Vorsterman I, que le enseñó el oficio,[1][3] y a quien seguiría con un virtuosismo más refinado, especialmente patente en sus retratos.
Basada en una efigie remitida por Velázquez, Rubens rodeó ésta con una recargada orla o exorno, con elementos heráldicos.
Olivares vio el grabado y escribió a Rubens, en agosto de 1626, expresando su satisfacción.
La relación entre Pontius y Antón van Dyck fue tan fructífera como con Rubens: Pontius intervino en la célebre Iconografía, proyecto destinado a perpetuar a los artistas, mecenas y demás personalidades destacadas de la época.