Esta ciudad le dejó un recuerdo imborrable, como atestiguan algunos de sus escritos autobiográficos.
Esta circunstancia influyó de manera decisiva en su personalidad y aficiones ya que, desde temprana edad, mantuvo un estrecho contacto con la naturaleza, mostrando gran interés por los estudios y la lectura.
En ese momento, sobrevino la epidemia de cólera y Daniel se refugió en la Sierra del Gavilán.
Tras licenciarse, trabajó cinco años en el Instituto Politécnico de Cartagena (1887-1892).
[5][8] En 1893 fue nombrado director del Jardín Botánico de dicho instituto y por esa época conoció, en esta ciudad, a Avelina Goicoechea Solís, hija del Director del Instituto, Félix Goicoechea, que se convirtió en su esposa y madre de sus cinco hijos.
[9] Durante su periodo en Asturias, comenzó su incesante labor investigadora, fruto de la cual empezó a publicar trabajos científicos.
[11] En 1904, obtiene por traslado Instituto General y Técnico de Alicante —actualmente IES Jorge Juan—,[12] en el que permaneció hasta 1933, fecha de su jubilación, coincidiendo durante algunos años con el catedrático José Verdes Montenegro.
En este instituto ejerció la dirección del mismo, en dos períodos, e instauró las llamadas clases al aire libre que se enmarcaban dentro de un proyecto educativo pionero, orientado a ampliar contenidos pedagógicos a través del contacto con la naturaleza.
Este método contó con una gran aceptación entre el alumnado que mostró su intrés solicitando estas excursiones.
[15] Jiménez de Cisneros continuó con esta práctica también en su jubilación, llegando a realizar excursiones hasta cumplidos los setenta años.
[21] En 1917 dio a conocer un extraño fósil, en cuyo grabado se inserta las huellas de una medusa, siendo un ejemplar único por su belleza.
[22] Además, introdujo y popularizó, en la Revista Ibérica, a partir del libro de Vicente Anglada, las nuevas teorías sobre la consistencia interna del globo terráqueo acerca de su solidez y masa metálica que desechaba las antiguas hipótesis que mantenían la teoría de un fuego central .
[28] elaborando su trabajo titulado: "Datos para la Geología del Sudeste de España" y sus hallazgo obtuvieron su reconocimiento[29][30] Su destacada contribución científica fue requerida en el XI Congreso de Ciencias celebrado en Madrid[31] y también trascendió las fronteras, despertando el interés de Jean-Baptiste Charcot que visitó la zona levantina y se reunió con el catedrático, consolidando su reputación en la comunidad científica internacional.
Sus trabajos científicos fueron publicados en: Revista Ibérica (treinta y tres); Sociedad Ibérica de Ciencias Naturales de Zaragoza: uno en las Memorias y siete en el Boletín; Real Sociedad Española de Historia Natural: uno en las Memorias, tres en las Actas y noventa y ocho en el Boletín; Revista Las Ciencias (dos); Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas (JAE) (cuatro); así como en diversos congresos en Zaragoza, Valencia, Granada, Madrid, Sevilla, Oporto, Salamanca, Cádiz, Barcelona y Lisboa.
Durante la guerra civil, su colección científica compuesta de unos trece mil ejemplares de minerales y fósiles se trasladó a Caravaca y, una vez finalizada la contienda, regresó a Alicante.
Han sido estudiados y revisado por su nieta Consuelo Jiménez de Cisneros.
Belmonte Mas, Daniel, Molina Hernández, Francisco Javier, Satorre Pérez, Ana.
Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás, Alicante, Editorial Club Universitario, 2003.
Murcia y sus científicos en la Real Sociedad Española de Historia Natural (1871-1940).
Dedicado el capítulo XIV a Daniel Jiménez de Cisneros, pp.
Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y web El Cantarano (2023).
Simposio Homenaje a D. Daniel Jiménez de Cisneros y Hervás.