La mayoría de escuelas polacas fue cerrada y aquellas que permanecieron abiertas vieron su currícula significativamente alterada.
Posteriormente, Polonia fue dividida nuevamente entre estas dos potencias y permaneció bajo su ocupación durante la mayor parte de la guerra.
En un primer momento, muchos oficiales alemanes no recibieron directrices claras sobre el tratamiento de las instituciones culturales polacas, pero esta situación cambió rápidamente.
[9] El pueblo eslavo que habitaba al este de la frontera alemana de la preguerra debía ser germanizado, esclavizado o erradicado,[9] dependiendo si vivían en los territorios directamente anexados al Estado alemán o en el Gobierno General.
[7] Durante las siguientes semanas, las escuelas polacas más allá del nivel secundario vocacional fueron clausuradas, así como los teatros y cualquier otra institución cultural.
[10] Otras directivas emitidas en la primavera e inicios del verano reflejaron las políticas que habían sido esbozadas por Frank y Goebbels durante el otoño anterior.
[15] Los alemanes esperaban que una política cultural más flexible reduciría el descontento y debilitaría la Resistencia polaca.
[16] Se les permitió a los polacos volver a los museos que, para entonces, apoyaban la propaganda y adoctrinamiento alemán, como el recién creado Museo Chopin, que enfantizaba las raíces alemanas inventadas del compositor.
[19] Esta política divisoria se reflejó en la decisión alemana de destruir la educación polaca, al mismo tiempo que mostraban una relativa tolerancia hacia el sistema escolar ucraniano.