[10][11] Con el ocaso del Porfiriato, en la primera década del siglo XX, emergieron nuevamente tendencias anticlericales que se expresaron durante la Revolución mediante actos de violencia y una legislación restrictiva, fijada en la Constitución de 1917.Confrontada con esta situación, la Iglesia intentó reunir dos millones de firmas para proponer una reforma constitucional.Esto causó severos daños a la economía nacional, al tiempo que sirvió para que las posiciones de distintos grupos dentro de la propia Iglesia católica en México se radicalizaran.La dirigencia del movimiento, cercana a los obispos mexicanos, creyó viable una salida militar al conflicto.Hay quienes consideran que fueron ellos mismos quienes utilizaron el nombre primero para identificarse, pero hay investigadores del fenómeno, como Jean Meyer, quienes consideran que, en sus orígenes, era una expresión despectiva, usada por agentes del Gobierno federal, derivada la contracción de "cristos reyes", plural de la expresión utilizada por los cristeros.No solo eso, la Cristiada, como también se le conoce, logró un uso muy eficaz de símbolos religiosos profundamente arraigados en las prácticas colectivas en México como la Virgen de Guadalupe.Quintanar entraba a combate el 29 de agosto a Huejuquilla el Alto, Jal.,[19] comenzando así la primera lucha cristera en forma, quedando como vencedores con el grito ahora triunfante de: ¡Viva Cristo Rey!El conflicto tuvo un carácter fundamentalmente rural aunque la dirección de la Liga fue eminentemente urbana.Los cálculos más optimistas consideran que hacia 1927, las fuerzas cristeras rondaban los 12 000 efectivos y dos años después, en 1929, habían alcanzado los 20 000.En segundo lugar, porque México recién había superado un prolongado y muy costoso conflicto armado que ensangrentó durante poco más de siete años buena parte del país.Obregón había acudido ahí a participar de un desayuno ofrecido por los legisladores del bloque parlamentario que le apoyaba.El ejército cristero estuvo compuesto básicamente por peones y aparceros rurales, dirigidos por algunos veteranos revolucionarios, ex partidarios algunos de ellos como Francisco Villa, Emiliano Zapata y participaron también algunos sacerdotes.En enero de 1927 comenzó el alzamiento civil y días después apareció un referéndum que, a partir de aquel momento, no les dejó más remedio que la guerra.Así pues aquellos provenientes del campo constituían aliados civiles y los soldados principalmente mientras que los de la ciudad se encargaban de la organización, la propaganda y el aprovisionamiento principalmente.Si bien algunos ricos hacendados se unieron a la lucha (como Jesús Quintero, José Guadalupe Gómez, Manuel Moreno, Salvador Aguirre, Luis Ibarra y Pedro Quintanar por ejemplo) en las regiones de Zacatecas, los Altos de Jalisco, Michoacán, Durango y Guanajuato.Entre los principales líderes se encontraban: Justo Ávila, Miguel Hernández, Emilio Barrios, Dámaso Barraza, Simón Cortés, Sabino Salas, Fernando Pedroza, Félix Barajas, Chema Gutiérrez, José Velasco, Pedro Cordero, Pedro Sandoval, Victoriano Bárcenas, Benjamín Mendoza, Palacios y Pedro Quintanar entre otros más.Por su parte, la Santa Sede designó al todavía obispo de Tabasco, Pascual Díaz Barreto, como secretario del Comité Episcopal nombrándolo "intermediario oficial" para solucionar el conflicto Iglesia-Estado.Junto con el delegado apostólico señor Leopoldo Ruiz y Flores, se entrevistaron con el presidente, Lic.[21] Se logró un acuerdo de amnistía general para todos los levantados en armas que quisieran rendirse.Sin embargo, para ese entonces existía una profunda división en el seno de la Iglesia en México; la fractura afectaba desde la cúpula episcopal hasta los laicos.Bajo la fuerte presión del gobierno de Estados Unidos, que a su vez respondía a las peticiones repetidas de obispos y laicos católicos en ese país, el presidente Portes Gil anunció que la Iglesia católica se sometería a la ley sin que la Constitución sufriera alguna modificación.Las tensiones creadas por el Grito fueron de tales dimensiones que, una vez más, se organizaron una serie de movilizaciones que, por su magnitud son conocidas como "La Segunda", es decir, la Segunda Cristiada, aunque en esta ocasión no hubo fracturas en el seno del episcopado.Lo que es más, los "funerales" fueron presididos por el entonces recién electo papa Juan Pablo II.En los próximos años, la Iglesia, especialmente los líderes de la Conferencia del Episcopado Mexicano como Ernesto Corripio Ahumada, lanzaron una serie de retos a la legislación vigente en el país que culminaron en 1992.Esta vertiente, sin embargo, se agotó durante los noventa para terminar fusionándose de manera informal en el Partido Acción Nacional.También muchos miembros del movimiento se fueron para el recién fundado Partido Acción Nacional.[28] Muchos cristeros se levantaron en armas nuevamente, seguidos de otros católicos, pero durante este periodo maestros desarmados se encontraron entre los principales blancos de las atrocidades cometidas por los cristeros durante este periodo.
"Escena de Viernes Santo en pleno siglo
XX
", del archivo del Presbítero mexicano Jesús María Rodríguez.
Entrevista de los jefes cristeros y el jefe de operaciones militares del Estado de Colima el 21 de junio de 1929. Tercero de izquierda a derecha, el general cristero
Alberto B. Gutiérrez
.
Amnistía con el Ejército Federal en San Gabriel, municipio de Jalisco de las fuerzas de
Manuel Michel
; el Gral. Matías Villa