Cortes de Valladolid de 1523

Tal ocurrió en Burgos, por ejemplo, a cuyo corregidor el monarca dirigió el 13 de junio una cédula para que hiciese entrega del poder a los diputados según la manera expresada.

[2]​[3]​ Finalmente, expidió el 1 de julio cédulas reales a las ciudades de Toledo, Guadalajara, Madrid, Segovia, Murcia, Valladolid, Soria, Jaén, Salamanca, Cuenca, Sevilla, Granada, Zamora, León y Ávila para explicarles que su intención no era perjudicar sus derechos ni privilegios y que la cláusula de insolidum había sido escrita por descuido del secretario y por tanto les eximía de cumplirla.

Asimismo, prometió responder las peticiones generales y particulares en un plazo de veinte días.

Sobre esta postura insistieron los días 15 y 16, cediendo únicamente Guadalajara, pero Carlos se opuso debido a que atentaba contra la tradición.

Él y otros historiadores, como Conrado Habler también han advertido en estas Cortes un éxito «posrevolucionario» de los antiguos rebeldes.

Esquina del palacio de Pimentel en Valladolid, donde Carlos I celebró las Cortes de 1523.