El 4 de noviembre visitó muy brevemente a su madre Juana la Loca, recluida en Tordesillas, y pudo obtener un permiso formal para gobernar en su nombre sin problemas.
[2][nota 3] Seguidamente, los procuradores entregaron sus poderes y prestaron en manos del obispo el acostumbrado juramento de guardar secreto.
En la mañana del 5 de febrero el presidente anunció que Carlos se presentaría por la tarde a prestar el juramento exigido.
Carlos juró después de esta ceremonia, sobre la cruz y evangelios que sostenía en sus manos el secretario Castañeda.
Luego, a suplica de los procuradores, el rey reiteró su juramento con la misma formalidad dicha.
[20] En la proposición real leída ese día por Pedro Ruiz de la Mota, el rey apeló por sobre todo a la lucha cristiana contra los turcos y a los gastos que las guerras entre países cristianos y otros hechos pasados habían ocasionado al tesoro real: la compra del ducado de Frisia, las guerras de Italia, su viaje hasta la península etc.[21] Por eso solicitó encarecidamente a los procuradores que le concediesen un servicio: Zumel, en nombre de todos los procuradores, pidió tiempo para deliberar.
Finalmente, el 14 de febrero los diputados concedieron formalmente el servicio según los términos fijados por Carlos.
Ante las críticas vertidas contra los regidores que habían elegido a dichos representantes, un grupo de cincuenta caballeros y escuderos reclamó además representación en el ayuntamiento e intentó sublevar la ciudad contra los notables.