Conjunto histórico de Málaga

Su delimitación se ajusta al área urbana de Málaga en la que concurren valores históricos, edificatorios, monumentales, artísticos, etnológicos, ambientales y paisajísticos.Restos fenicios, púnicos, romanos, árabes, etcétera, convierten esta zona de la ciudad en un auténtico palimpsesto histórico en el que conviven monumentos como el Teatro Romano, la Alcazaba, la Catedral, la Aduana, la Judería y un rico patrimonio arqueológico soterrado.Además de los testimonios epigráficos, la «Malaca» romana se ha manifestado en notables hallazgos arqueológicos.Por toda la ciudad se reparten testimonios arqueológicos de lo que fue el asentamiento en época romana.Ya mediados de este siglo Málaga daba signos de su transformación, al abrirse un vial rectilíneo, la calle Nueva, gracias al Corregidor Garcí-Fernández Manrique, y las barreras iban desapareciendo.Muchos de estos conventos y hospitales desaparecieron durante el siglo XIX, parcelándose sus huertas o derribándose sus maltrechas construcciones, dando paso a un nuevo panorama urbanístico, en donde el nuevo factor predominante fue la arquitectura burguesa, en la que brillaron los nombres de los artífices que hicieron posible dicho cambio, como Gerónimo Cuervo y Joaquín Rucoba, entre otros.Su trazado sinuoso se debe a las torrenteras formadas por los cerros del Calvario y Gibralfaro.En los últimos diez años se han recuperado numerosos edificios de este período y se ha integrado su característica ornamentación a base de pintura mural con la técnica del «secco», que comprendía repertorios geométricos coloristas, pero también otros, sobre todo a partir de la primera mitad del siglo XVIII, en donde predominaba el lenguaje arquitectónico con gamas cromáticas más reducidas.En 1585 el rey Felipe II mandó construir un nuevo dique en la zona de levante, según proyecto del ingeniero italiano Fabio Bursoto.En la primera mitad del siglo XVII se suspendieron las obras y, a comienzos de la siguiente centuria, se retomaron bajo la nueva dinastía de los Borbones, con Felipe V y con proyecto del flamenco Bartolomé Thurus.En el último tercio del siglo XVII, el gobernador Fernando Carrillo Muriel, conde de Villafiel, desarrolló en tres años una interesante y activa política urbanística de higiene pública y policía urbana en la ciudad.Este nuevo espacio ganado al mar se embelleció con una alameda o paseo, influenciada por la de Madrid.Por lo citado anteriormente, se incluyen en la delimitación los arrabales al norte de la medina musulmana demarcada por las calles Carretería y Álamos.Al mismo tiempo fue configurándose la actual Plaza del Obispo, así como la construcción del Palacio Episcopal que se abre a dicha plaza, bajo el episcopado de José Franquis Lasso de Castilla, encargando la dirección también a Antonio Ramos.El siglo XIX trajo consigo importantes hechos que cambiaron drásticamente la fisonomía de la ciudad, destacando el proceso desamortizador y la reforma interior del centro histórico.Hacia el este, el crecimiento de la ciudad se encuentra ligado a la clase burguesa.
Visión nocturna de los tejados
Calle Marqués de Larios de Málaga, notorio ejemplo de planificación urbanística del siglo XIX .