[1] Malaca, con una consolidada tradición económica legada de sus etapas prerromanas, prosiguió su evolución favorecida por el státus jurídico que disfrutaba.
En el año 27 a. C. con el advenimiento del Imperio, Augusto dividió la Hispania Ulterior y Malaca pasó a formar parte de la Bética.
En lo referente a características sociales como la vida espiritual, la ciudad congregaba diferentes ritos o rituales como consecuencia del variado origen étnico de sus pobladores.
Se sabe que existió un templo dedicado a la Dea Luna (Diosa Luna o Diosa Astarté)[3] propio de las creencias fenicias, así como semitas y sirios, y poco a poco el paganismo del primer periodo romano, iría dando paso en el transcurso de las centurias al cristianismo.
El crecimiento hacia el norte y el oeste del núcleo original fenicio también queda constatado por la evolución de los emplazamientos funerarios.
Una de estas vías era la vía de Malaca a Castulo, que discurría por la costa oriental, pasando por Maenoba, Caviclum, Sexi y Murgi, donde se desviaba hacía el interior hacia Acci y Castulo, para conectar con la Vía Augusta.
Por la costa occidental, la vía de Malaca a Gades pasaba por Suel, Cilniana, Carteia y otras ciudades.
De Malaca a Corduba se podía viajar siguiendo el valle del Guadalhorce, atravesando Cartima, Iluro, Nescania, Antikaria, Singilia Barba, etc hasta Corduba, o bien, se podía llegar a través de Aratispi hasta Antikaria.