Concilio de Florencia

Durante su celebración se produjo un cisma al mantenerse reunido una parte de los conciliares en Basilea, que dispuso la deposición del papa Eugenio IV y a la elección del antipapa Félix V.De esa manera, Pisa complicó el problema, ahora la Iglesia se encontraba dividida en tres obediencias.[2]​ Con la celebración del Concilio de Constanza (entre 1414 y 1418) y la elección de un solo papa, Martín V, se pone fin al gran cisma, pero en el debate teológico cobra fuerza la doctrina conciliarista.Al no asistir un número considerable de representantes de toda la Iglesia y al no emanar ningún decreto, dicho concilio se cerró sin ser considerado un concilio ecuménico.[5]​ Inmediatamente comenzaron a tomarse decisiones, como la obligación de celebrar dos concilios provinciales por año y sobre todo el acuerdo con los husitas a los que se les permitió, mediante la publicación del decreto Compactata, recibir la comunión en ambas especies (pan y vino) en las zonas donde esa costumbre se hubiera implantado.[3]​ Cuando el concilio intenta solucionar el Cisma de Oriente y Occidente, Eugenio IV ve una oportunidad para concluir un concilio que pretende acabar con el absolutismo pontificio, al surgir una discusión sobre si el lugar adecuado para tratar el tema de la unión de la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa era Basilea u otro lugar más accesible a la delegación griega que debía participar en las deliberaciones.Surgieron ciudades candidatas, como Aviñón, Údine y Florencia, ciudad esta última en donde residía el papa tras verse obligado a abandonar Roma por los conflictos en que se hallaba inmersa.Los ortodoxos aceptaron que la incorporación del Filioque al credo niceno era una explicitación de la fe y no una herejía; cada Iglesia debía seguir su tradición respecto al pan fermentado o sin fermentar en la eucaristía; se aceptó la existencia del purgatorio; y la primacía del papa sobre toda la Iglesia.
Delegados de Bohemia al concilio de Basilea.
La bula Laetentur caeli , del 6 de julio de 1439, promulga la unión de las iglesias griega y latina