A mediados de septiembre de 1838 salió de Lima el general restaurador peruano Juan José Salas mandando dos compañías del batallón «Colchagua», cincuenta «Cazadores a Caballo» y un cuadro de infantería peruana, con la misión de batir al Coronel Pedernera que ocupaba Pisco.
Conducido al sur por la corbeta chilena Valparaíso y tras desembarcar en el puerto de Pisco, el general Salas, dejó al mando del puerto al comandante de la "Valparaiso" el capitán de corbeta Manuel Díaz, internándose en seguida tierra adentro con la finalidad de combatir las partidas confederadas y reclutar nuevas tropas en los valles.
El ataque se inició al promediar las 7 de la noche sosteniéndose el mismo hasta las 8 de la mañana del día siguiente en que rechazados los intentos de auxilio provenientes de la corbeta anclada en el puerto el capitán Díaz rindió su fuerza al coronel confederado.
[2] En este enfrentamiento sería hecho prisionero el futuro Vicealmirante José Anacleto Goñi Prieto y obtendría su libertad el 4 de octubre durante un contraataque aliado y se volvería a incorporar al ejército como Ayudante de Campo.
[3] Entre los prisioneros tomados se encontraban también cuatro oficiales peruanos a los que el coronel Correa, mediante un compromiso escrito, garantizó el respeto a sus vidas y propiedades manifestando también que serían tratados "con las consideraciones que requiere su situación, a pesar de pertenecer al ejército restaurador.