La escuela se abrió en forma sencilla en 1904, entregando alfabetización al entorno masculino del ambiente parroquial.
Al siguiente año, algunos jóvenes entusiastas fundaron el primer Patronato de Andacollo.
Ese mismo año, Miguel Covarrubias Valdés se ocupó en la formación del actual patronato, buscando quienes quisieran ayudarlo con la obra.
No abandonarlo una vez salido de la escuela: crear una sociedad para ex alumnos y un centro obrero.
Entre los jóvenes que vinieron a trabajar en el patronato era San Alberto Hurtado.
Es así como cuando se logró avanzar al segundo ciclo de humanidades, el presbítero Cifuentes obtuvo el compromiso del rector del Liceo Amunátegui para que los alumnos promovidos al tercer año de humanidades pudieran ser incorporados sin inconvenientes a dicho establecimiento.
Sin embargo, el Presbítero Cifuentes quedó a la cabeza de ambos colegios.
Se hizo cargo de la rectoría el Presbítero Luis Bascuñán Edwards quien, en medio de grandes incógnitas que se planteaban los feligreses de su parroquia y su alumnado, notó que era cada día más difícil obtener la subvención que daba el estado para mantener en funcionamiento el colegio.
Cuando entregó su cargo al Presbítero Agustín Lloret Paret, este comprobó la misma falta de quien tuviera el período anterior por lo que cuando volvió Luis Bascuñán en 1968, no quiso asumir el cargo y lo puso a disposición del vicario de la Zona Centro, Rafael Maroto Pérez.
Ellos eran Enrique Contreras Arntz y Juan Riveros Silva, quienes posteriormente, marcados por su esta experiencia que culminó cuando se graduaron, siguieron ambos el camino del sacerdocio: Enrique como Capuchino y Juan como Presbítero del clero secular.
En estos difíciles momentos tanto la parroquia como el colegio pudieron sobrevivir gracias al esfuerzo de muchos laicos.
[7] La situación política que se vivía ya en 1969 afectó la relación Parroquia- Colegio.
A raíz de esto, el párroco exigió la renuncia del rector, quien lo hizo en ese mismo momento comunicándolo al profesorado, quienes se reunieron junto al Directorio del Centro de Padres, llegándose al acuerdo que si no había una anulación de la citada renuncia, sería ocupada la parroquia por los apoderados, profesores y alumnos, lo que finalmente no se realizó puesto que la medida no se llevó a cabo.
A pesar de tales divisiones, estas no afectaron la armonía del Liceo.
A fines de 1973, pasados los conflictos que se tendrían como Colegio Católico y parroquial, el rector se reunió con el cardenal Raúl Silva Henríquez para avisarle del cierre del colegio por los sucesivos problemas económicos.
Los Padres James D'Autremont y Charles Delaney, del Saint George's College, llegaron a visitar el colegio porque, a través del Cardenal, habían sabido de su mala condición.
Así se inicia la etapa en que la Congregación Santa Cruz llegó a la parroquia y al establecimiento educacional.
La presencia del Padre D'Autremont y de otros sacerdotes, religiosas y asociados de la Congregación, hicieron que el personal docente y los administrativos se sintieran, después de haberse sentido casi abandonados, sentían que ahora estaban enriquecidos plenamente por esta nueva presencia religiosa en la comunidad.
Después, fundó un kinder y, en tercer lugar, incorporó a las niñas al Colegio que hasta ese momento era solo de varones.
El padre Simón en forma muy suave, pero a la vez firme, hizo todos los cambios e innovaciones necesarias para mejorar el nivel académico y, junto con esto, logró un cariñoso y respetuoso aprecio de la comunidad escolar, que siempre supo agradecer su dedicación.
En los primeros años de su llegada, la Congregación empezó a entregar becas a los alumnos destacados por su buen rendimiento y que teniendo la capacidad para realizar estudios superiores, no podrían hacerlo por razones económicas.
En 1982 se desarrollan nuevos cambios y es así como el Padre Roberto Simón fue trasladado por la Congregación, pero se atenuó con la llegada del Padre Gerard Barmasse, quien era el profesor de religión del establecimiento.
Al Padre Gerardo le correspondió encabezar diversas situaciones que resultaron maravillosas, pero también debió sufrir unos de los años más difíciles y conflictivos de nuestro país, debido a que estaba finalizando el gobierno militar y las diversas campañas políticas, que condujeron a la vuelta de la democracia.
En acquel tiempo, el colegio tuvo 900 alumnos y solo 14 salones de clases en una doble jornada.
El equipo direccional del Colegio Nuestra Señora de Andacollo en la actualidad está integrado por: