En el siglo XV era conocido por este nombre en París, aunque no en su región de origen donde el término champagne designaba a las tierras baldías.
Esta efervescencia fue, en un principio, una fuente de preocupaciones para los productores que lo denominaron vino del diablo y salta-tapones, ya que las botellas estallaban y los tapones saltaban.
En el siglo XIX se añadieron productores como la familia Bollinger o Pierre-Nicolas-Marie Perriet-Jouët.
[7] El método champenoise se caracteriza por una doble fermentación, una primera en depósito o cuba y una segunda en botella.
En la fermentación se convierte el mosto o jugo de uva en una bebida alcohólica.
[8][9] Para reactivar la fermentación en la botella se le añade azúcar y en su caso levaduras.
Como la fermentación produce CO2 y la botella está cerrada, el gas se disuelve en el líquido.
Este proceso es similar al que se emplea en algunos tipos de cerveza.
Después se rellena la botella con el mismo champán (brut nature) o con el licor de expedición, que le confiere el dulzor deseado (brut, semiseco, etc.) y se vuelve a tapar con el tapón especial con el que llega al mercado.
La fecha de degüelle (apertura para limpieza durante la segunda fermentación) es un indicador importante.
Es testimonial el uso de arbanne, petit meslier, pinot de juillet, pinot gris, pinot rosé y pinot blanc y chenin blanc y destanca tres tipos de uva, que por su calidad conforman la mayor parte de la producción:[13] En la mezcla, coupage o ensamblaje existen tres parámetros a tener en cuenta: los terruños o zonas, las cepas y los años.
Cuando una de las características que hacen el vino le da excepcionalidad, ya sea el año, la cepa o el terruño o cru, se puede señalar esa excepcionalidad y prescindir de mezclas.
Los tamaños del Salomón en adelante, son recientes y se consideran extravagantes.
Con el tiempo acaban recuperando totalmente la forma y el diámetro que tenían originalmente.
Aunque en muchas zonas para resaltar lo festivo se prefiere hacer un sonoro ruido al destapar la botella del champán (llamado vulgarmente "el taponazo"), las reglas de etiqueta (especialmente en banquetes o establecimientos de categoría elevada) sugieren que el destape sea lo más silencioso (y acaso sugerente) posible.
La primera competición automovilística donde se usó el champán fue en 1907 en la carrera Pekín - París.