Cementerio municipal de La Carriona

En Avilés a finales del siglo XIX, la villa vive una etapa de intenso desarrollo, vinculado a la actividad portuaria y al comercio con América, actividades que generan una época de prosperidad y una clase social, los “indianos”.Surgen en la periferia los primeros barrios para alojar a los trabajadores de las nuevas fábricas como Buenavista y La Magdalena.Además de esto, llega la luz eléctrica y el teléfono a la villa, y gracias al incipiente turismo vinculado sobre todo a Salinas se construye una red de Tranvía Eléctrico, para comunicar ambas poblaciones.Por lo tanto, avanzando el siglo XIX vemos un alejamiento entre la muerte y la vida cotidiana.La Carriona, un lugar alto y ventilado como se decía por entonces, alejado en aquella época de cualquier núcleo habitado, es el lugar elegido para la construcción del nuevo cementerio: el cementerio católico de Avilés.El cementerio es de traza mediterránea con planta cuadrada, capilla y muros perimetrales elevados para evitar las exhumaciones.Diseñada por el propio arquitecto Ricardo Marcos Bausá, su construcción abarca desde 1891 hasta 1893.Todo ello está construido en un estilo ecléctico sin grandes elementos ornamentales, y cargado de simbolismo.Este carácter austero y su bicromía alude a lo brunelleschiano, procedente de Italia.Las principales familias avilesinas de la época eligen este espacio, la avenida principal, para su enterramiento, convirtiéndolo en un auténtico museo al aire libre, por la profusión de obra arquitectónica y escultórica que contiene.El conjunto se encuentra decorado con vegetación pétrea utilizada con gran profusión sobre las tumbas.En 1895 se enterró su esposo, Juan Rodríguez, un avilesino que emigró a América, en donde alcanzó una alta posición económica.Su rostro es inquietante, con cavidades en los ojos donde la familia puso piedras preciosas pero que fueron robadas en la Guerra Civil Española.La figura posee un cuerpo femenino, pero el rostro está masculinizado, contribuyendo a presagiar un incierto destino.El arca está cubierta por un paño cuyos pliegues dejan adivinar la existencia de una cruz.Así Dios te bendiga y guíe tus pasos con felicidad por el Principado”.Bonifacio Heres, abogado, fue alcalde de Avilés durante cinco años, entre 1874 y 1879.En este caso podemos ver reminiscencias al arte medieval, que se utiliza en las catedrales, como por ejemplo en el nuevo Templo de Sabugo.Esta estructura del cementerio permaneció independiente hasta los años ochenta, cuando recuperó importancia con la llegada de las primeras corporaciones elegidas democráticamente.Tiene un carácter más popular y menos monumental que el cementerio municipal de La Carriona.Es un edificio con dos viviendas, a distinta altura, cada una con su propio patio para huerta y almacén.
Plano del cementerio municipal de La Carriona.
Cementerio Municipal de La Carriona
Enterramiento del marqués de Teverga
Enterramiento de María Suárez y Familia
Sarcófago del enterramiento de la marquesa de San Juan de Nieva , 1902
Estatua de Demetria del enterramiento de Armando Palacio Valdés , 1941
Enterramiento de Bonifacio Heres
Enterramiento de la Familia García Morán , 1935.
Placa que acredita la membresía de la Ruta Europea de Cementerios