Se les recibió con desfiles, arcos triunfales y fiestas.[7] Tras la boda viajaron a Madrid, invitados por la hermana del esposo, Luisa Ramona, duquesa de Híjar.Celia acompañó a la reina, enseñándole iglesias y conventos de la ciudad.[10] En 1872 su marido padeció una enfermedad que le hizo languidecer físicamente.[11] Un médico le recomendó trasladarse a otra ciudad en verano, donde hiciera menos calor.[15] Al leerlo se sintió identificada con santa Juana Francisca de Chantal.[14] Ana, madre de Celia, decidió pasar una temporada en Puente Genil, y se trasladó con su hija a este municipio en la primavera de 1876.Entonces Celia tuvo claro que quería consagrarse como monja para ser esclava del Señor.Se trasladó al municipio de Coria, que entonces tenía unos 3.000 habitantes.[28] El obispo opinaba que este era un buen lugar para fundar la congregación.Había estudiado con ella en un colegio de la calle Cantabria.Las dos mujeres partieron de Puente Genil en peregrinación a Lourdes.[33] El 26 de junio, día de santa Ana, tuvo lugar una ceremonia presidida por el obispo Marcelo Spínola en la catedral de Coria con las cuatro mujeres y, esa tarde, el prelado bendijo la casa y la escuela.[31] En agosto se unieron a la congregación las sevillanas Aurora Nandín y Amalia Cavestany.Tras su marcha, el convento se quedó sin su principal patrono en la localidad.[32] En agosto de ese año las monjas se trasladaron a un convento abandonado tras la desamortización en Puente Genil, que había sido adquirido por la familia Delgado.Bernabé Dávila les ofreció una casa en la calle Beatas, que, tras consultarlo con Marcelo, fue arrendado por la madre Teresa, pasando la congregación a este lugar el 17 de junio.La madre Teresa, que comparó a este pueblo con Nazaret, fundó aquí un convento y un colegio en octubre de ese año.Este había sido fundado por Alonso Jofre Tenorio, almirante de Castilla, y por su mujer, Elvira Sánchez en 1350 para las clarisas.En estos terrenos se construyeron la iglesia de la Inmaculada Concepción y aulas.[48] El 29 de octubre de 1901 Concepción Rodiño le entregó sus joyas al arzobispo para que se las diese como donación a las esclavas.Marcelo le entregó las joyas a la madre Teresa el 30 de octubre.Un día Amparo Cordero fue al oratorio a rezar delante del Santísimo Sacramento y, días después, ella y sus dos hijas ingresaron en la congregación.