A su alrededor se encuentran los dormitos, pabellón de dos plantas del siglo XVI, con artesanado renacentista, el refectorio, sala rectangular de bóveda apuntada, la cocina, que conserva una enorme chimenea del siglo XIV, la enfermería renacentista, etc.
En las centurias siguientes la situación fue degradándose basta culminar con la crisis económica provocada por la desamortización eclesiástica, a partir de 1835.
La vinculación americana del monasterio de Santa Clara se inicia en los momentos previos al primer viaje colombino.
En esta ciudad colombiana, perteneciente al antiguo Reino de Nueva Granada, residieron y fundaron solar muchos moguereños emigrados a Indias en el siglo XVI, siendo uno de los más destacados el nieto homónimo del piloto Pedro Alonso Niño.
Durante el período romántico los Lugares colombinos adquirieron cierto protagonismo debido en parte a la difusión realizada por artistas plásticos y escritores viajeros.
La galería frontal tiene dos arcos y en ella se sitúa el portón de entrada al Claustrillo mudéjar.
La solería, algo más elevada que la situada al centro del compás, va protegida en sus bordes por una hilera de ladrillos a sardinel.
En este caso se repite el mismo modelo de ladrillo por tabla observado en los soportales del compás.
Está delimitado por cuatro galerías mudéjares, del siglo XV, con arcos de ojiva inscritos en alfices.
El acceso entre las plantas se realiza a través de dos escaleras, del siglo XVI, situadas en la crujía oriental.
Lindando a las anteriores se disponen en la galería oriental del claustro, otras tantas dependencias desprovistas de linterna, por lo que la iluminación es lateral.
En el interior del dormitorio bajo y sobre la puerta queda restos de una gran inscripción que dice: “Sol ideo honor et gloria … año de mil quientos i ochenta i ocho se començo la obra deste dormitorio …..”.
Este pabellón, construido en el siglo XVI, era la antigua enfermería de las monjas clarisas, posteriormente convertido en aula por las esclavas del Divino Corazón.
En cambio, por el exterior acusa un marcado carácter defensivo, como corresponde al tipo de iglesia-fortaleza.
Para contrarrestar la presión lateral hay seis contrafuertes en el ábside y cuatro a ambos lados del cuerpo de la iglesia.
Todo el conjunto muestra un equilibrio y limpieza de composición que denota la maestría del autor.
Su decoración muy austera está constituida por volutas, guirnaldas, dentellones, caro telas, canes, modillones, etc., todo ello combinado como corresponde a la sobriedad del estilo arquitectónico en que se basa la construcción.
Frontero al altar mayor, entre dos escaleras laterales, aparece un espléndido lecho sepulcral con cinco estatuas yacentes de cuidada ejecución.
El frontal del sarcófago se decora con delicada tracería gótica tardía, donde destaca una grequería de círculos tangentes, en cuyo interior hay otra labor trilobular.
Posee un elegante arco de medio punto con ornamentación plateresca y cierta influencia del estilo granadino.
Las extremas están decoradas con sendas cartelas rectangulares recortadas con apéndices laterales enrollados, que confieren al relieve un cierto sabor metálico, y sobre él asoma la cabeza alada de un angelote.
En este templo estuvo situado en la capilla mayor, que era el lugar del enterramiento de sus patronos, la familia Garrocho.
En torno al Crismón se lee: «CHRISTE, LUX UERA, BONITAS ET VITA, GAUDIUM MUNDI, PIETAS INMENSA, QUI NOS A MORTE [vívido] SALUASTI SANGUINE TUO».
Las pinturas que dan al Coro bajo, presentan en el lado izquierdo, sobre fondo azul oscuro, una apoteosis celestial de la Virgen.
En los inferiores aparece San Rafael portando en su diestra una alegórica cabeza, y conduce con la otra al niño Tobías.
Los asientos móviles y giratorios carecen en su parte inferior del soporte, denominado paciencia o misericordia.
Dichos espaldares ostentan diversos blasones pertenecientes al linaje de las distintas clarisas que profesaron en el Monasterio.
En distintos lugares del monasterio perduran varias losas sepulcrales de cierto interés histórico, ornamental y anecdótico.
En el Coro bajo existen otras tres: Moguer conserva en este monasterio un terno (propiedad de las clarisas), compuesto por una casulla, dos dalmáticas y una capa pluvial.
Los faldones y bocamangas presentan estilizados roleos, que se disponen ateniéndose a un solo eje central de simetría.