Don Gutierre procedió, con el permiso real, hora de levantar el castillo.
La fortaleza, encaramada en un lugar que ya de por sí parece inaccesible, tiene planta irregular por la lógica adaptación al terreno y está cimentado sobre roca viva con caída casi vertical que le sirve, a la vez, de muy sólidos cimientos y de muralla para aumentar la altura del castillo respecto a los posibles atacantes.
La entrada principal está flanqueada por las murallas algo más elevadas que el resto y, además, cuenta con un cubo redondo como protección adicional adosado a un lado, resultando un espacio muy ceñido y con gran facilidad de controlar los movimientos exteriores desde larga distancia.
En la actualidad solo permanecen algunos muros que facilitan suponer cómo eran dichas zonas.
En el piso principal había una chimenea cuya campana aún permanece casi intacta y está adosada al muro.
Esta terraza tiene una parte en voladizo que se apoya en gran cantidad de ménsulas o vigas.