El acceso al castillo se realiza a través de una pista de tierra junto al cementerio que discurre por un pequeño pinar.
Los duques de Pastrana donaron el castillo de Barcience al papa León XIII, quien lo vendió posteriormente a un particular, junto con el término y el pueblo.
No existe documentación que implique a este castillo en ninguna acción bélica, por lo que ha sido utilizado principalmente y a lo largo de los siglos como mansión señorial.
La parte mejor conservada es la torre del homenaje, así como la estructura exterior de mampostería.
El interior se halla completamente en ruinas y sobre todo el recinto o antemuro que lo protegía.