Carlos Pedemonte y Talavera

Fue también electo arzobispo de Lima en 1826, aunque no fue ratificado por la Santa Sede, y debió renunciar en 1827.

En Perú la crítica histórica ha demostrado la falsedad y la invalidez de dicho documento.

Sin embargo, Pedemonte, ya ganado por la causa independentista, participó en las reuniones clandestinas de los patriotas conspiradores y no se prestó a favorecer en sus aulas la imposición oficial.

Elegido diputado por Tarma al primer Congreso Constituyente del Perú],[2]​ retornó a su patria.

Sin embargo, a pesar de que dicho congreso estuvo convocado, el mismo decidió no asumir ningún tipo de atribuciones y no llegó a entrar en funciones.

Retornó una vez más a su tierra natal, donde falleció poco después.