[1] Se puede definir un AVAD como un año perdido de vida saludable y la carga de morbilidad general se puede definir como la brecha entre el estado de salud actual y el ideal (en el que la gente llega a la adultez mayor sin enfermedades o discapacidad).
[2][3][4] Según un artículo que se publicó en The Lancet en junio del 2015, la lumbalgia y el trastorno depresivo mayor son de las diez principales causas de APD y produjeron más pérdidas de salud que la diabetes, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) y el asma juntas.
Para 2014, los AVAD per capita fueron «40 % superiores en países de ingreso bajo y medio».
La carga de «enfermedad mediada por el ambiente» tiene mayor predominio en los países en desarrollo, exceptuando las enfermedades no transmisibles, como las enfermedades cardiovasculares y el cáncer, cuya carga de morbilidad per cápita es mayor en los países desarrollados.
El índice de mortalidad infantil por causas ambientales es también 12 veces mayor en los países en desarrollo.
Además, 85 de las 102 enfermedades y lesiones principales según la OMS se debieron a factores medioambientales.
Para evaluar el impacto del medioambiente en la salud, se definió al ambiente como «todo factor físico, químico y biológico ajeno al individuo y todas las conductas ligadas a éste».
Cuando la información falta o es imprecisa, se consultan a expertos para definir los recursos alternativos para emplear.
El porcentaje puede llegar al 13 % dada la incertidumbre, asumiendo que no hay mayor umbral.
Otras medidas, como los costes económicos, no captan el dolor y el sufrimiento ni otros aspectos más amplios de la carga.
[30] Los AVAD son una simplificación de una realidad compleja y, por lo tanto, sólo dan una indicación aproximada del impacto medioambiental en la salud.
Basarse en los AVAD puede hacer que los donantes adopten un enfoque limitado de los programas sanitarios.
Así, las enfermedades menos publicitadas cuentan con poca o ninguna financiación para los esfuerzos sanitarios.