Capitalismo progresista

El capitalismo progresista es un marco económico que busca recalibrar los roles del mercado, el estado y la sociedad civil para mejorar el bienestar social.

Según lo definido por el economista Joseph Stiglitz, el capitalismo progresista es una forma de capitalismo que aboga por un nuevo contrato social que reequilibra los roles del mercado, el estado y la sociedad civil, aprovechando las fuerzas del mercado y el espíritu empresarial para mejorar el bienestar social.

[3]​ Según el economista Mark Cooper, el fundamentalismo de mercado libre emerge como el principal oponente del capitalismo progresista.

Stiglitz argumenta que los fundamentalistas del mercado etiquetan erróneamente el capitalismo progresista como socialismo, cuando en realidad es claramente diferente.

El fundamentalismo de mercado libre incluye la Edad Dorada (1869-1886), el Boom posterior a la Primera Guerra Mundial (1917-1932), y el Neoliberalismo (1980-2008).

[6]​ El capitalismo progresista defiende medidas regulatorias y antimonopolio para asegurar la competencia, contrarrestando las afirmaciones neoliberales de que tales políticas son innecesarias.

Este éxito se logra equilibrando los beneficios entre el capital y el trabajo e implementando una redistribución socialmente determinada del excedente para abordar las desigualdades producidas por el mercado.

[4]​ El capitalismo progresista reimagina el contrato social entre votantes, funcionarios, trabajadores y corporaciones, con el objetivo de abordar las disparidades.

Stiglitz aboga por expandir las opciones públicas en áreas críticas actualmente dominadas por entidades privadas o que carecen de una provisión suficiente.

Brandeis y Stiglitz critican los efectos nocivos del capital financiero cuando los bancos exceden sus funciones, como participar en la gestión o en tareas complejas más allá de evaluar y mantener préstamos, lo que conduce a conflictos de interés e ineficiencias.

[13]​ El World Socialist Web Site critica el concepto de "capitalismo progresista", considerándolo un marco engañoso promovido por figuras como Joseph Stiglitz, quienes argumentan que puede mitigar la desigualdad y mejorar el bienestar social a través de intervenciones gubernamentales como impuestos y regulaciones.

El WSWS rechaza esta idea, afirmando que tales reformas no logran resolver las contradicciones inherentes y la naturaleza explotadora del capitalismo.

El WSWS defiende una revolución socialista como la única solución viable para transformar la sociedad y empoderar a la clase trabajadora contra las oligarquías financieras establecidas.