[1] Los principales objetivos del movimiento progresista eran eliminar los problemas causados por la industrialización, los procesos de urbanización, la inmigración y la corrupción política.
La clase media asumió la responsabilidad de impulsar la era progresista, y quedó estancada con todas las cargas que conllevaba esta reforma.
Los líderes políticos más importantes durante este tiempo fueron Theodore Roosevelt, Robert M. La Follette Sr., Charles Evans Hughes y Herbert Hoover.
Las tasas de divorcio aumentaron a medida que las mujeres preferían buscar educación y liberarse del hogar.
Otros, como Lincoln Steffens, expusieron la corrupción política en muchas grandes ciudades; Ida Tarbell es famosa por sus críticas a la Standard Oil de John D. Rockefeller.
[25][26] Los progresistas eran ávidos modernizadores, con una firme creencia en la tecnología y la ciencia como la gran solución a los fallos de la sociedad.
[27][28] La gestión científica, promulgada por Frederick Winslow Taylor, se convirtió en una consigna para la eficiencia industrial y la eliminación de desechos, con el cronómetro como su símbolo.
La división entre el amor apasionado y agresivo asociado generalmente con los hombres y el amor romántico más espiritual de las mujeres, se hizo evidente en la clase media a medida que se juzgaba a las mujeres sobre cómo deberían ser respetadas según cómo expresasen estos sentimientos.
[32] Por lo tanto, las mujeres expresaron con frecuencia emociones sin pasión hacia el amor, como una forma de establecer su estatus entre los hombres en la clase media.
La NAWSA fue la organización pro sufragio más grande e importante en los Estados Unidos, y fue la promotora principal del derecho al voto de las mujeres.
[33][34] Un grupo disidente, el Partido Nacional de las Mujeres, estrechamente controlado por Alice Paul, usó la desobediencia civil para obtener publicidad y fuerza para lograr la aprobación del sufragio.
Muchos se suscribieron al credo de Andrew Carnegie descrito en The Gospel of Wealth (El evangelio de la riqueza), donde afirmaba que le movía un deber hacia la sociedad que le impulsaba a realizar donaciones filantrópicas para colegios, hospitales, investigación médica, bibliotecas, museos, religión y mejoramiento social.
[42] La Decimoséptima Enmienda fue ratificada en 1913, estableciendo que todos los senadores fueran elegidos por el pueblo (anteriormente, eran designados por las legislaturas estatales).
Esta idea se consolidó por primera vez en Detroit, Míchigan, donde el alcalde republicano Hazen S. Pingree organizó la coalición de la reforma.
Tal como se proponía, los cambios fueron consistentes con las tendencias de modernización existentes hacia una mayor eficiencia y más ganancias en la agricultura.
Reformadores como Taft creían que la propiedad de la tierra convertiría a la ingobernable población agraria en sujetos leales.
Los cambios drásticos en la propiedad de la tierra plantearon un gran desafío para las élites locales, que no lo aceptarían, ni tampoco sus campesinos dependientes.
[77] La ideología progresista defendida por muchos en esta época intentó corregir los problemas sociales creados por la integración racial después de la Guerra Civil, mediante la segregación en la educación y permitiendo a cada grupo alcanzar su propio potencial.
Sin embargo, trabajasen o no, se esperaba que realizaran todas las tareas de sus propios hogares.
[93] Líderes progresistas como Herbert Croly y Walter Lippmann mostraron su preocupación, clásica del liberalismo, por el peligro que representa para el individuo la práctica de la eugenesia.
En lugar de condenar a todos los bebedores, el grupo enfocó la atención en los salones, que era considerados el máximo símbolo del vicio público.
En 1913, el Congreso aprobó la Ley Webb-Kenyon, que prohibió el transporte de licor a los estados donde se había hecho efectiva la prohibición.
Sin embargo, los dueños de negocios tuvieron poco problema con la venta del alcohol proporcionado por criminales como Capone.
A medida que la revolución industrial se apoderó de la economía estadounidense, y como la producción en masa, la alienación y la urbanización parecían ser tendencias imparables, los estadounidenses buscaron soluciones que pudieran suavizar los efectos del cambio sin frenar los motores del progreso.
El apogeo del experto autodidacta dio paso al profesor investigador que publicaba en las nuevas revistas e imprentas académicas.
En general, aceptaron el concepto de laissez faire, una doctrina que se opone a la interferencia del gobierno en la economía, excepto para mantener la ley y el orden.
Ida Tarbell escribió una serie de artículos contra la Standard Oil, que se percibía como un monopolio.
Los demócratas bajaron los aranceles con la Tarifa Underwood en 1913, aunque sus efectos fueron minimizados por los cambios en el comercio causados por el estallido de la Primera Guerra Mundial en 1914.
[145][146] Tras el período, el rápido cambio social hizo que la revuelta de un trabajador se convirtiera en 1917 en una revolución en Rusia a gran escala.
"[149] Tindall destaca la continua importancia del movimiento progresista en el sur en la década de 1920, relacionado con una democracia más consolidada, un gobierno eficiente, regulaciones corporativas, justicia social y servicios públicos gubernamentales.