Pero también era el mando, función, destino o cargo que se ostentaba, como el más alto de una región militar (también llamada capitanía general).
Era jefe del ejército y presidente de la Audiencia, con la cual formaba el llamado Real Acuerdo.
[2] En el siglo XIX, debido a la redistribución del territorio en provincias, a cuyo frente se encontraban funcionarios civiles, el capitán general perdió las funciones gubernativas y quedó como mando supremo de una región militar.
Este grado era temporal y su titular dejaba de serlo al cesar en el puesto.
En el uniforme de capitán general del Ejército, grado que corresponde al rey de España, se identifican las divisas propias del mando supremo: dos bastones invertidos cruzados en aspa (distintivo tradicional del comandante en jefe, y que significa mando sobre mando, a diferencia del bastón cruzado sobre sable que significa mando sobre armas), con cinco estrellas de cuatro puntas dispuestas en forma de cruz y, sobre el conjunto, la corona real.
Su implantación en el archipiélago ocurre en torno a 1589 y viene dado por la cada vez mayor importancia que cobraban las islas.
El capitán general gobernaba prácticamente todo el archipiélago, pues suya era la función de defender las islas.
En el siglo XVIII, el afán centralizador de los Borbones le otorgó a su figura muchas más atribuciones que las vistas en el periodo anterior.
Actualmente, en España, solo es capitán general el rey,[3] quien ostenta este grado dada su condición de jefe de Estado y mando supremo, según la Constitución Española, las reales ordenanzas para las Fuerzas Armadas y la ley 17/1999.
A la Virgen de la Fuencisla, patrona Segovia y su provincia, le fue concedido esto en 1942.
El único hondureño que ha ostentado este rango militar fue José María Medina, quien llegó a ser Presidente de Honduras hasta en siete ocasiones.