Estaba presidida por el capitán general, aunque sus funciones eran prácticamente nulas pues solo podía usar la influencia de su cargo para adelantar o retrasar procesos; quienes dictaban sentencia y atendían los casos eran los regentes y los oidores.
Físicamente, el tribunal se encontraría en las antiguas Casas Consistoriales de Las Palmas de Gran Canaria, edificio que se perdió en 1842 por un desastroso incendio.
Sin embargo, solo permanecería en otras localizaciones cuando era imposible su estancia en su sede primigenia, la ciudad de Las Palmas.
Fue un obstáculo, tanto como para que desapareciera entre 1593 a 1629, cuando la situación se agrava.
Funcionó como dicho tribunal hasta 1834, que con la entrada del Liberalismo las reales audiencias fueron suprimidas, y sus competencias fueron absorbidas por la recién creada Audiencia Territorial de Las Palmas de Gran Canaria, cuya sede se trasladaría al antiguo convento de San Agustín, del que solo queda su iglesia.