[5] El proceso condenó también a los supuestos cómplices de Espinosa, dos personas 'de calidad' que dijeron reconocer a don Sebastián, Ana de Austria, recluida monja en el convento de Santa María la Real (en Madrigal), y su confesor y vicario en ese convento, fray Miguel de los Santos, agustino portugués con mucha autoridad en dicha Orden y por dos veces provincial en ella, y relacionado con el confesor del rey don Sebastián.
El cronista Pedro de Répide sugirió,[2] tras una lectura atenta del proceso y las declaraciones guardadas, que es probable que sí se tratase del 'desaparecido' rey portugués, que la conveniencia de Felipe II convirtió en un imaginario pastelero de la referida localidad de la provincia de Valladolid (cuya Chancillería llevó a cabo la persecución y 'elaboración' del todavía turbio asunto).
Regresaron a la cárcel donde finalmente se le comunicó la condena a muerte y el escarnio de ser llevado por las calles de Madrid hasta la Plaza Mayor con pregoneros delante.
[2] El proceso del supuesto Espinosa y sus supuestos cómplices fue llevado en varias ocasiones al teatro y la novela, siendo la más conocida la narrada por José Zorrilla en su obra Traidor, inconfeso y mártir.
[a] El cronista Mesonero Romanos, en sus Paseos histórico-anecdóticos por las calles y casas... de Madrid, reuniéndola con las calles aledañas del Tribulete, Dos Hermanas, Del Oso, Cabestreros y De los Abades, dijo de ellas que más allá de ser "todas bastante rectas, desahogadas y con un regular caserío" (...) resultan "absolutamente desnudas de interés artístico e histórico".