[2][3] La devoción popular llevó al aristócrata a levantar una modesta capilla en ladrillo visto y estilo mudéjar, conocido como Humilladero de Nuestra Señora de la Soledad, que se conserva en la esquina de Fuencarral.
[1] También cuenta Répide que, llegando a la calle del Barquillo, estuvo la Casa de socorro del distrito de hospicio, y una sucursal del Monte de Piedad.
[1] Entre los míticos comercios desaparecidos podría mencionarse la Buñolería Modernista de Luces de Bohemia,[1] el esperpento valleinclanesco, que según que cronista pudo ser también, o sin embargo, la chocolatería de San Ginés.
Y entre los ilustres vecinos se recuerda a Enrique Jardiel Poncela, que tras mudarse a pisos de varias calles del barrio acabó sus días en la vecina calle de las Infantas en 1952.
También vivió aquí el crítico y novelista manchego Francisco García Pavón.