[3] Fue cerrada al tráfico en 1745 por decisión del duque de Frías y el conde de Peñaranda,[4] aunque pocos años después volvió a «abrirse al tránsito público».
[3] Entre sus ilustres vecinos hay que mencionar a Leonardo Torres Quevedo –como se avisa en una placa de mármol colocada por el Ayuntamiento de Madrid en 1965–,[5] y al pintor Eduardo Rosales,[6] ambos vivieron y murieron en la casa del número 3 de esta calle.
Quedó entretenido el lego en la pelea con el grueso de asaltantes, mientras el más viejo era raptado y conducido a prisa al fondo de un barranco, y allí se vio el religioso en la obligación de dar su última confesión a una mujer con un recién nacido, a los que pensaban matar concluido el sacramento.
De regreso en el convento se dio aviso del hecho a la Santa Hermandad que, al día siguiente, y por el conjunto de heridos que encontraron en el barranco, dieron por cierta la aventura nocturna.
Referencia a esa calle en la página 457 del premio planeta 2021 La Bestia de "Carmen Mola": "....La lleva hasta un lugar oscuro donde nadie puede verlos, en el recóndito callejón de Válgame Dios".