Leonardo Torres Quevedo

Fruto de las investigaciones en estos años, aparecería su primer trabajo científico en 1893.

[2]​ En 1889, se instaló en Madrid, participando de su vida social, literaria y científica.

[4]​ Presenta su Memoria sobre las máquinas algébricas a la Real Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

[4]​[12]​ Aliadófilo, sus diseños patentados de dirigibles fueron usados por ingleses y franceses contra los zepelines en la I Guerra Mundial.

Fue también elegido presidente de la Sociedad Matemática Española, cargo que ocupó hasta 1924.

Este trabajo mereció un informe muy favorable tanto por parte de José Echegaray como por Paul Émile Appell.

El diseño distintivo de tres lóbulos fue ampliamente utilizado por la marina y el ejército francés y la armada británica durante I Guerra Mundial, en muy diversas tareas, fundamentalmente de protección e inspección naval.

Su éxito durante la guerra incluso llamó la atención de la Armada Imperial Japonesa, quienes adquirieron un modelo en 1922.

Entre 1887 y 1889, solicitó el privilegio de la patente en otros países como Alemania, Francia, Reino Unido o Suiza.

[23]​ En 1890 presentó su transbordador en Suiza, país muy interesado en ese transporte debido a su orografía y que ya venía utilizando funiculares para el transporte de bultos, pero su proyecto fue rechazado, permitiéndose la prensa suiza ciertos comentarios irónicos.

[26]​[27]​ Pero es sin duda el Spanish Aerocar en las cataratas del Niágara, en Canadá, el que le ha dado la mayor fama en esta área de actividad, aunque desde un punto de vista científico no sea la más importante.

En ese mismo año obtuvo la patente en Francia, España, Gran Bretaña y Estados Unidos.

[cita requerida] El telekino consistía en un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas.

Los números se representan por magnitudes físicas, que pueden ser rotaciones de determinados ejes, potenciales, estados eléctricos o electromagnéticos, etcétera.

Un proceso matemático se transforma, en estas máquinas, en un proceso operativo de ciertas magnitudes físicas que conduce a un resultado físico que se corresponde con la solución matemática buscada.

El problema matemático se resuelve pues mediante un modelo físico del mismo.

En su tiempo, esto fue considerado como un suceso extraordinario en el curso de la producción científica española.

En 1895, presenta la Memoria Sur les machines algébraiques en un Congreso en Burdeos de la Asociation pour l’Avancement des Sciences.

[36]​[37]​ En ellas, examina las analogías matemáticas y físicas que son base del cálculo analógico o de cantidades continuas, y cómo establecer mecánicamente las relaciones entre ellas, expresadas en fórmulas matemáticas.

Desde el punto de vista práctico, muestra que es preciso emplear mecanismos sin fin, tales como discos giratorios, para que las variaciones de las variables sean ilimitadas en ambos sentidos.

[39]​ El móvil es un disco o un tambor graduado que gira en torno a su eje.

Gracias a ello, pudo salvar las numerosas dificultades que hasta entonces había planteado la creación de estas máquinas por métodos exclusivamente mecánicos, y donde Charles Babbage había fracasado, no por falta de medios o talento, él logró resultados satisfactorios.

En una entrevista a Torres Quevedo realizada por la revista Scientific American en 1915,[46]​ Torres Quevedo afirma que al menos en teoría casi todas las operaciones de una vasta gama podrían ser realizadas por una máquina, incluso aquellas de las que se supone que precisan la intervención de una considerable capacidad intelectual.

Torres Quevedo expresa así la necesidad de este invento: «Bien conocidas son las dificultades con las que tropieza un profesor para ilustrar su discurso, valiéndose de proyecciones luminosas.

Necesita colocarse frente a la pantalla cuidando de no ocultar la figura proyectada para llamar la atención de sus alumnos sobre los detalles que más les interesan y enseñárselos con un puntero».

Dirigible Astra-Torres construido en 1911
Torres junto a un modelo de su dirigible, en 1913.
El Spanish Aerocar , que atraviesa las Cataratas del Niágara . Concebido por Torres Quevedo, se inauguró en 1916 y aún hoy en día presta servicio.
Estatua a Torres Quevedo, en el Museo de Aeronáutica y Astronáutica de España (2010).
Telekino receptor
Vista frontal de El Ajedrecista
Husillo sin fin
Retrato de Leonardo Torres Quevedo, realizado por Franzen , en la revista La Ilustración Española y Americana del 15 de marzo de 1916.
Leonardo Torres Quevedo (1917), por Joaquín Sorolla , en la Hispanic Society of America , Nueva York .