Su término municipal manifiesta un paisaje de transición entre la Tierra del Vino y Sayago.
Su apellido muestra su histórica integración política en la comarca sayaguesa, sin embargo su paisaje desvela semejanzas con la vecina Tierra del Vino, al no existir en Cabañas los típicos granitos tan abundantes en Sayago, ni los cercados de piedra (cortinas y cortinos) y sus casas no están diseminadas como en otros del oeste sayagués.
Parte de su término municipal está ocupado por dehesas al estilo del cercano Campo Charro, entre ellas: Llamas, Llamicas, Sexmil, Villardiegua, Villa García, Santa Marina y El Hospital.
Por su término municipal pasa la Ruta de la Plata, calzada romana que unía Mérida con Astorga.
En la Edad Media, Cabañas quedó integrado en el Reino de León, época en que habría sido repoblado por sus monarcas en el contexto de las repoblaciones llevadas a cabo en Sayago y la Tierra del Vino.
Medio siglo más tarde, en 1650 ya aparecen dos curatos de provisión ordinaria y así persisten hasta 1880.
Atraviesa el municipio la carretera local ZA-P-2217 que permite las comunicaciones con los términos vecinos de Villanueva de Campeán y Corrales del Vino donde es posible enlazar además fácilmente con la carretera nacional N-630 que une Gijón con Sevilla así como con la autovía Ruta de la Plata, de igual recorrido que la anterior y que constituye el principal eje de transportes del oeste del país.
Esta última rinde homenaje a todos sus emigrantes, aquellos que durante la segunda mitad del siglo XX se fueron del pueblo para trabajar en las grandes ciudades (Madrid, Barcelona, Vitoria, Bilbao o Valladolid), y en las que se hacen sardinadas, desfiles de carrozas, verbenas, ... etc. Dentro de sus tradiciones destacan la matanza y la vendimia.
Los embutidos más comunes derivados de este proceso son el chorizo, el jamón salado, el salchichón, el lomo y la morcilla.
Como dato anecdótico, se puede hacer constar que el sueldo medio de uno de estos vendimiadores en la cosecha del 2015 ronda unos 6,25€/hora, o lo que es lo mismo 50€/jornada.
La recolección, que es manual, se realiza en parejas de dos personas.
Así van llenando la caja hasta que no cabe más uva.