Llamado en latín Bonifacius, ‘aquel que hace el bien’, su verdadero nombre era Wynfrith, Winfrith, Winfrid o Winifred (cuyo significado en anglosajón es ‘amigo de la paz’); también era conocido como Bonifacius Moguntinus o de Maguncia; por esta denominación aparecen sus obras en la Patrología Latina.
Nombra a sus discípulos obispos y consigue que estos tengan una cierta independencia con respecto al poder carolingio.
Organiza unos sínodos provinciales en la Iglesia franca y aunque sus relaciones con el rey de los francos son a veces azarosas, corona a Pipino el Breve en Soissons en 751, consagrándole en marzo del año siguiente.
Se encuentran, recogidos por Serrarius, 1605 en formato cuartilla, Sermones y Cartas de Bonifacio, que fueron reeditadas por Giles, en Londres, en 1844.
Sus principales atributos son: el hábito de obispo, la mitra y un libro cruzado por una espada.
A Bonifacio se le atribuye la invención del árbol de Navidad.
[4] Según la leyenda, cortó un roble decorado, consagrado a Thor; y lo cambió por un abeto, cambiándole su significado por completo.