El término incluye a los antepasados de la dinastía carolingia.
La ocupación de ese puesto le hace ser el primer antepasado por vía paterna epónimo de la dinastía carolingia fundada por su hijo ilegítimo Carlos Martel, que a su muerte heredó el cargo de mayordomo.
La batalla de Poitiers (732) evidenció de tal modo ese hecho que, a la muerte de Teodorico IV el año 737, Carlos Martel decidió que no se efectuara la sucesión, recluyó en un convento al sucesor (Childerico III) y continuó gobernando él personalmente hasta su muerte en 741.
Mientras tanto, había liberado y repuesto en el trono a Childerico (743); aunque en el año 751 le depuso, volviéndolo a enviar a un monasterio, y optó por utilizar él mismo el título real tras hacerse coronar por San Bonifacio, con la explícita autorización del papa Zacarías y la proclamación de una asamblea de nobles y clérigos.
El territorio especialmente dominado por los pipínidas fue también el favorito de los carolingios: la región de Lieja (Heristal y Jupille), Aquisgrán y Colonia.